Mes: octubre 2014

Todo son risas hasta que tu madre se abre una cuenta en Twitter

Cuenta-en-Twitter

Primero fue el WhatsApp y su “Escribiendo…”. Luego tu madre descubrió los grupos de WhatssApp y te montó uno con todos los familiares, grupo en el que además de toda tu familia, incluida tu tía la de Plasencia (esa a la que sólo ves en bodas, bautizos y comuniones) también está tu cuñado (y sus chistes malos de cuñado, por supuesto). Ante esto sólo puedes dar las gracias a los creadores de la aplicación por pensar en ti y diseñar la opción de silenciar grupo (¡ojalá esta pestaña en la vida real!) y no hacerte vivir en una continua cena de Nochebuena, rodeado de tragedias y anécdotas familiares, recetas de la abuela, bromas sin gracia y ganas de sacar la Beretta 9 milímetros cada vez que alguien te pregunta que cuándo vas a sentar cabeza.

Después tu madre llegó a Facebook, pillándote desprevenido y sin más remedio que aceptar su solicitud de amistad tras soltarte ese manido discurso con el que siempre te chantajea emocionalmente de que si ella te dio la vida, mientras se levanta la camiseta y te enseña la cicatriz de la cesárea. Ahí, en la plataforma de Mister Zuckerberg, has aguantado la humillación estoicamente a pesar de que ella se haya tomado la libertad de escanear y subir todas y cada una de tus fotos (de los cero años a tu adolescencia) y postearlas en un álbum cuyo título es “Mi amor, mi vida, mi tesoro” (y esto, en el mejor de los casos). Pero bueno, qué más da, en Facebook sólo tienes a amigos y familiares de esos que ya conocen todas tus miserias, te van a seguir queriendo igual. Porque a un ex puedes borrarlo del Facebook, pero a ver quién es el listo que se atreve a hacerle eso a una madre (es peor que pisarle lo «fregao»).

Y ahora tu madre amenaza con abrirse una cuenta en Twitter porque su amiga la del 3ºB le ha explicado que es como un patio de vecinas pero a lo grande y que pueden escribirle mensajes hasta a Jorge Javier. Así que prepárate para esconderte de ella en Twitter (lo sé, hubiese sido mucho más fácil esconderse en la segunda página de Google). Tú que estás hecho toda una tuitstar, no vas a querer que tu madre te avergüence delante de todos tus seguidores, esa pandilla de desconocidos que aplauden todos y cada uno de tus ingenioso tuits mientras te veneran y se postran ante ti. Vale que no los conoces y que sólo son 27, pero no puedes dejar que la reputación que te has labrado en estos últimos 5 años desemboque en un unfollow de proporciones estratosféricas. Prepárate porque a partir de ahora vas a llevar una doble vida.

  1. Elimina de tu actual cuenta de Twitter cualquier pista para ella, tu madre. Borra todas las fotos en las que aparezcas. Modifica tu Bio, borra todo lo que le pueda hacer sospechar. ¿Crees que el stalkeo es algo nuevo? Pues lo inventaron las madres. Borra cualquier tuit en el que menciones a cualquiera de tus familiares con hasta un dieciseisavo grado de consanguineidad, además de hacerles unfollow, bloquearlos y privatizar tu cuenta. Jamás le proporciones esta cuenta a una madre, ni aunque pretenda sobornarte con un tupper lleno de croquetas de setas y queso de cabra.
  2. Crea una cuenta falsa. Ábrete una cuenta falsa y de vez en cuando lanza tuits para que ella pueda favearte y retuitearte sin problemas. Resístete un poco a dársela. No queremos que tu madre sospeche nada.
  3. Cuidado con la geolocalización. No hay nada que le guste más a una madre que saber dónde está su polluelo en cada momento. Eso y la última conexión del WhatsApp sólo puede haberlo maquinado una madre (o una novia ultracelosa).
  4. Ahora que tu madre está en Twitter, prepárate y échate a temblar. Si ella antes tenía un pajarito que le contaba las cosas, imagínate ahora.
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Se acabó el amor, te borro del Facebook

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Visto y comprobado que a nuestros seguidores les gustan más los post emotivos y depresivos (de esos de cortarse las venas) que los tecnológicos e informativos, vamos a escribir uno que combine el Social Media con el factor pasteloso-romántico.

Hoy analizamos una situación por la que seguramente han pasado el 90% de los mortales. Ese momento en el que terminas una relación y te encuentras a tu ex hasta en la pestaña de aplicaciones de Facebook (sí, esa que nadie sabe dónde está y para qué sirve). Es necesario eliminarle de tu vida, la cordialidad es muy importante pero… Verle en todos los albumes y en tus fotos de portada tampoco es necesario, es más, los psicólogos no recomiendan guardar este tipo de recuerdos. Con estos pequeños consejos vamos a ayudarte a que puedas hacer sesión de inicio en tu Facebook sin sufrir cólicos o arcadas. No es necesario que borres tu cuenta solo porque tengas a tu ex entre tus amigos. No prives de tu amistad al resto de usuarios, Mark Zuckerberg se pondrá triste si te marchas.

1.- Cambia tranquilamente tu estado civil y recuerda NO volver a cambiarlo nunca jamás (así la próxima vez te ahorrarás un paso). Si eres de «un clavo saca a otro clavo» puedes compartir tu nueva situación sentimental en público y seleccionar la opción «SOLTER@». Si por el contrario tienes vergüenza y prefieres no comunicar tu nuevo estado puedes hacerlo evitando que se vea tu situación seleccionando en privacidad «VER SOLO YO».

2- Bloquearle o no, e ahí la cuestión. Si vas a estar tipo Sherlock Holmes revisando a cada segundo el Facebook de tu ex lo mejor es que pruebes a desactivar sus notificaciones. De esta forma no tendrás que borrarle de amigo pero dejarás de ver todo aquello que publica. Si esto no es suficiente, porque sigues entrando en su perfil, primeramente pregúntate para qué has desactivado las notificaciones y segundo plantéate bloquearle como amigo, será duro, y puede crear un problema más a vuestra NO-RELACIÓN, pero será algo muy efectivo. Si prefieres convertirte en Jorge Javier Vázquez y estar a la última de sus nuevos ligues lo mejor es que sigáis manteniendo una buena amistad facebookariana.

3- Si has visto la peli de «El Padrino» ya sabrás la importancia de la familia. Si tu ex y tú os habéis dejado no te ensañes con sus hermanos, padres (si, ellos ahora también están en Facebook), primos y demás derivados que has ido añadiendo después de esas cenas familiares en las que te pones tontorrón y aceptas a cualquiera.

4- La colección de fotos. Si algo nos gusta del papel es que se puede romper. Una pena que no suceda lo mismo en Facebook. Si intentas borrar a tu ex de todas las fotos de la galería que sepas que tendrás que ir una por una. Además no podrás borrar aquellas que hayan subido otros amigos, como mucho quitar tu etiqueta. Si decides borrarlas, guárdalas en un disco duro, por si algún día añoras ver lo feliz que parecías o lo que es peor, por si vuelves (lo mismo eres de uno de esos que se quedó traumatizado con el anuncio de Natillas Danone, ¿Repetimos?). Además en cuanto tengas una nueva pareja te acosará a preguntas de cada uno de esos momentos fotográficos, lo mejor es que desaparezcan.

5- Evita poner  textos, imágenes o cancioncitas cursis de amor que hagan referencia a la ruptura. Cuando una pareja rompe no quiere ver en su Facebook cosas del tipo «list@ para volar de nuevo», «menudo peso me he quitado de encima», «gracias por todo lo que hemos compartido juntos». ¡Error! Tampoco saques el repertorio de Luis Fonsi, eso no te ayudará más que a gastar todos los kleenex que te ha prestado la vecina de enfrente.

6- Última y no menos importante, sé tu mismo. No finjas ser aquello que no fuiste durante vuestra relación. Si no te gustaba el pop no hace falta que cuelgues la fotografía del último concierto de Bustamante. Por cierto, las típicas imágenes con el sexo opuesto para dar celos, ya están muy vistas. Mantén tu tiempo ocupado lo suficiente como para restárselo a Facebook y seguro que podrás superarlo.

 

 

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