Etiqueta: WhatsApp

Exemple
¿Ya tienes cuenta en Snapchat?

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Hace unos años leí que un par de chicos le dijeron NO a Zuckerberg y a los 3.000 millones de dólares que éste les ofrecía por una App llamada Snapchat. Menudos dos locos pensé. Anda, que iba a ser yo… Ya me hubiese comprado un velero y una casita en las Fiji, y así pasar hasta el fin de mis días tomando el sol y bebiendo mojitos. ¡Ay, eso sí que sería vida!

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Pero, ¿qué tiene de especial esta aplicación para que el creador de Facebook quisiera hacerse con ella? Para empezar te diremos que Snapchat no es una red social propiamente dicha. No hay perfil de usuario, ni se tienen followers y los contenidos duran un suspiro. Snapchat bien podría ser el resultado de meter en una coctelera Telegram, Instagram y Vine.

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Snapchat funciona como una aplicación de mensajería instantánea, puedes añadir contactos y enviarles fotos o vídeos. Sí, lo sé, esto también puedes hacerlo con WhatsApp, pero con Snapchat tus mensajes son efímeros, se destruyen entre 1 y 10 segundos después de que el receptor vea tu mensaje. Tienes la opción de editar tanto las fotos como los vídeos, añadiendo textos y emoticonos o directamente dibujando encima. Una vez que recibes un mensaje, para poder verlo tienes que mantener presionado el dedo sobre la pantalla. Te preguntarás por qué, más que nada es para complicarte la vida en el caso de que se te pase por la mente hacer un pantallazo.

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¿Por qué Snapchat es lo más? Pues porque puedes compartir fotos y vídeos con tus amigos de manera rápida, sin preocuparte por la calidad de la composición o por si vas sin maquillar (y sabes que eso no hay filtro de Instagram que lo arregle), porque aquí nada queda para la posteridad, como mucho 10 segundos en la retina de tus amigos y… ¡Badababum!

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Además, ahora que cada vez apreciamos más nuestra privacidad, al menos sabemos que el gobierno nunca podrá pedirle nuestros datos a Snapchat, a diferencia de Facebook o Twitter.

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¿Y tú? ¿Ya tienes cuenta en Snapchat? ¿A qué esperas?

 

 

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Cuando creías que se había hecho la paz, llega el doble check azul a WhatsApp
¡Qué fuerte tía! Tiene el doble check azul y no me ha contestado...

¡Qué fuerte tía! Tiene el doble check azul y no me ha contestado…

Hubo un día en el que WhatsApp salió a la palestra para decir que su doble check no tenía por qué significar que el mensaje hubiese sido leído. Pero, ¿cuántas parejas rompió hasta la fecha? ¿Cientos? ¿Miles? ¿Millones? Amigo, nunca lo sabremos. Cuando parecía que todo había vuelto a la calma, al Sr. Zuckerberg (propietario actual de la aplicación) no se le ocurre otra cosa que sacarse de la manga el doble check azul del WhatsApp, contribuyendo así a la vuelta de la histeria colectiva.

Antes, el doble check sólo significaba que el mensaje había sido recibido en el terminal, pero ahora, si además es de color azul, significa que el mensaje ha sido leído. Nosotros como mucho nos atrevemos a afirmar que el destinatario ha abierto el chat, porque puede que en ese mismo instante se te haya metido algo en los ojos que le dificulte la lectura, o que no lleves puestas las gafas de leer (esta excusa no cuela con todo el mundo, es indispensable que uses gafas), o que justo en ese mismo instante en el que ibas a proceder a la lectura te abdujo un extraterrestre (si esto es así no vayas contándolo por ahí si no quieres que vengan a visitarte los hombres de negro con un neuralizador de memoria).

Excusas a parte, hay una serie de usuarios de WhatsApp, que sea del color que sea el doble check, te desquician, se ponen muy pesados, y si no fueran porque eres una muy buena persona, ya los habrías bloqueado (pero no sólo de WhatsApp, sino de la vida en general). Estos elementos podemos clasificarlos en:

  1. El impaciente: “Te he enviado un whatsapp hace 5 segundos y aún no me lo has contestado, ¿te pasa algo?”. Pues mira sí, a tu amigo le pasa que tiene VIDA.
  2. El ofendido: “Te he enviado un whatsapp esta mañana, te has conectado hace menos de 2 minutos y aún no me has contestado…”. Pues mira sí, no eres el ombligo del mundo y además de tu mensaje me han entrado 8 más, eso sin contar los mil y un grupos de WhatsApp en los que me han metido (Gracias opción: silenciar durante un año). Además de que hoy es un día laborable y estoy hasta arriba de trabajo.
  3. El controlador: “Oye, ¿qué hacías ayer despierto a las 5 de la mañana?”. Si esta pregunta te la hacen mucho y no te apetece dar explicaciones, quítate la última hora de conexión.
  4. El acosador: “¿Por qué no me contestas? Puedo ver que estás en línea”. Bloquéalo ya.
  5. El psicópata. Este sujeto se ha instalado una aplicación que se llama WhatsDog (si conoces esta app es que perteneces a este grupo), cuya finalidad es muy simple: avisarte con una notificación cuando el contacto que tú elijas de tu agenda está online en WhatsApp, sin que dicho contacto sepa que lo sabes.

Y tú, ¿conoces a algún otro espécimen whatsappero?

 

 

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Todo son risas hasta que tu madre se abre una cuenta en Twitter

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Primero fue el WhatsApp y su “Escribiendo…”. Luego tu madre descubrió los grupos de WhatssApp y te montó uno con todos los familiares, grupo en el que además de toda tu familia, incluida tu tía la de Plasencia (esa a la que sólo ves en bodas, bautizos y comuniones) también está tu cuñado (y sus chistes malos de cuñado, por supuesto). Ante esto sólo puedes dar las gracias a los creadores de la aplicación por pensar en ti y diseñar la opción de silenciar grupo (¡ojalá esta pestaña en la vida real!) y no hacerte vivir en una continua cena de Nochebuena, rodeado de tragedias y anécdotas familiares, recetas de la abuela, bromas sin gracia y ganas de sacar la Beretta 9 milímetros cada vez que alguien te pregunta que cuándo vas a sentar cabeza.

Después tu madre llegó a Facebook, pillándote desprevenido y sin más remedio que aceptar su solicitud de amistad tras soltarte ese manido discurso con el que siempre te chantajea emocionalmente de que si ella te dio la vida, mientras se levanta la camiseta y te enseña la cicatriz de la cesárea. Ahí, en la plataforma de Mister Zuckerberg, has aguantado la humillación estoicamente a pesar de que ella se haya tomado la libertad de escanear y subir todas y cada una de tus fotos (de los cero años a tu adolescencia) y postearlas en un álbum cuyo título es “Mi amor, mi vida, mi tesoro” (y esto, en el mejor de los casos). Pero bueno, qué más da, en Facebook sólo tienes a amigos y familiares de esos que ya conocen todas tus miserias, te van a seguir queriendo igual. Porque a un ex puedes borrarlo del Facebook, pero a ver quién es el listo que se atreve a hacerle eso a una madre (es peor que pisarle lo «fregao»).

Y ahora tu madre amenaza con abrirse una cuenta en Twitter porque su amiga la del 3ºB le ha explicado que es como un patio de vecinas pero a lo grande y que pueden escribirle mensajes hasta a Jorge Javier. Así que prepárate para esconderte de ella en Twitter (lo sé, hubiese sido mucho más fácil esconderse en la segunda página de Google). Tú que estás hecho toda una tuitstar, no vas a querer que tu madre te avergüence delante de todos tus seguidores, esa pandilla de desconocidos que aplauden todos y cada uno de tus ingenioso tuits mientras te veneran y se postran ante ti. Vale que no los conoces y que sólo son 27, pero no puedes dejar que la reputación que te has labrado en estos últimos 5 años desemboque en un unfollow de proporciones estratosféricas. Prepárate porque a partir de ahora vas a llevar una doble vida.

  1. Elimina de tu actual cuenta de Twitter cualquier pista para ella, tu madre. Borra todas las fotos en las que aparezcas. Modifica tu Bio, borra todo lo que le pueda hacer sospechar. ¿Crees que el stalkeo es algo nuevo? Pues lo inventaron las madres. Borra cualquier tuit en el que menciones a cualquiera de tus familiares con hasta un dieciseisavo grado de consanguineidad, además de hacerles unfollow, bloquearlos y privatizar tu cuenta. Jamás le proporciones esta cuenta a una madre, ni aunque pretenda sobornarte con un tupper lleno de croquetas de setas y queso de cabra.
  2. Crea una cuenta falsa. Ábrete una cuenta falsa y de vez en cuando lanza tuits para que ella pueda favearte y retuitearte sin problemas. Resístete un poco a dársela. No queremos que tu madre sospeche nada.
  3. Cuidado con la geolocalización. No hay nada que le guste más a una madre que saber dónde está su polluelo en cada momento. Eso y la última conexión del WhatsApp sólo puede haberlo maquinado una madre (o una novia ultracelosa).
  4. Ahora que tu madre está en Twitter, prepárate y échate a temblar. Si ella antes tenía un pajarito que le contaba las cosas, imagínate ahora.
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